viernes, 27 de marzo de 2015

Pequeño relato, "Revolucienta"

Las perdices queremos regalaros este pequeño relato que surgió de la reflexión sobre los cuentos Disney y la historia de los feminismos. Esperamos que os guste y os divierta.

En la televisión se mostraba un bosque maravilloso, lleno de flores de todos los colores. Marta estaba totalmente absorta con esos dibujos animados que no había visto en su vida. Estaban realizados en tonos brillantes, usaban ropas desgastadas y anticuadas, y cantaban  canciones tan edulcoradas que jamás había oído cantar a ninguna niña de su edad así. Entonces apareció una mujer mayor sonriente con un vestido azul; era parecida a las brujas que le gustaban y comenzó a interesarse por la historia.
Dentro de la película, lo que el hada iba pensando enfadada era contradictorio con su sonrisa angelical.
 — “Ha llegado. Se va a enterar. ¿No puede hacer nada? Ya por fin hoy tengo mi oportunidad ..que rima con verdad. ¿Verdad? Mi verdad. Y se la voy a gritar. Yo grito como nadie, puedo ser fiera en lugar de dulce, grito como un huracán, grito como una marea, hasta...bueno, ¿qué más da? Este es mi trabajo lo quiera o no. Gritar y desear. Desear. Por fin hoy me gustaría atreverme a desear.”—
“Tranquila. Tranquila, respira. Te estás poniendo encima cosas que no son tu deber y te estás anticipando. Veamos qué te dice Cenicienta.”- Pensó más tranquila.
¡Ay! ¡Por fin estás aquí! Necesito un vestido, no tengo ninguno para ponerme en la fiesta...y estará el príncipe, dios mío, el príncipe. — Decía Cenicienta.
Ya...claro, en seguida, en seguida pongo en marcha la “magia”. Ahora te enseño unos modelos que te encantarán. Con esta canción todo se solucionará. —
“¿Así que me estaba adelantando eh? Ella sólo piensa en sí misma. Está aprendiendo que tiene una esclava en lugar de un Hada Madrina. Este personaje es odioso. No se han dado todavía cuenta....quieren hacer una película para niñas y esto es lo que les enseñan. Tengo que poner a los animales a trabajar...pobres animales trabajando siempre para las personas.” — Pensaba indignada el Hada Madrina.
En un periquete estará listo, y ya verás como no debes tener miedo. — Es maravilloso. — contestaba Cenicienta, que repetía sin pensar todas las frases de su guión. —
“Sí, sí, maravilloso que trabajen para ti en lugar de enseñarte que puedes hacer las cosas por ti misma. Ni siquiera te has preguntado...”
Cariño, Cenicienta, ¿de verdad quieres ir a esa fiesta? — Preguntó de manera sorprendente en ese momento Hada Madrina. El magnífico rostro de la Cenicienta, primorosamente pintada, con su pelo rubio encantador se quedó totalmente paralizado. Esa frase no estaba en el guión, no tenía sentido, no tenía sentido que ella quisiese algo distinto...¿o sí? — La verdad, el príncipe es una persona totalmente desconocida. En realidad soy tímida y prefiero quedarme en casa leyendo que ir a fiestas. Estos zapatos, además, me aprietan mucho. — Se sinceró Cenicienta. — ¿Qué quieres realmente qué hagamos Cenicienta? — Preguntó entusiasmada Hada Madrina. — Pongámonos gordas toda la noche, comamos chocolate y, así, tú puedes tomarte un día libre mi querida Hada Madrina. Esta noche será para nosotras. — Al final no eras tan poco decidida Cenicienta, ni nada tonta... hasta te veo más guapa así.
En ese momento el DVD se quedó parado y en la pantalla aparecieron en inglés unos rótulos que anunciaban que la emisión del resto de la cinta se había interrumpido por problemas técnicos.
¡Mamá! — Chilló Marta desde el salón. — ¿Qué pasa cielo? - Contestó su madre acercándose. — La peli no funciona, se ha quedado parada. — Ah si...no lo recordaba...esa película debe de ser de la época de la revuelta de Disney. Es muy antigua Marta, voy a buscar algo más adecuado para una niña tan lista como tú. — ¿Qué es la revuelta de Disney mamá? — Pues verás. De pronto en algunos estudios de grabación....donde se hacen las películas...a ver cómo te lo explico. Sí...algunas princesas y otras mujeres que salían en las películas no estaban muy contentas con su papel, con lo que tenían que decir y hacer. Y entonces...algunas empezaron a cambiar la historia. — ¡Hala! ¿Y cómo la cambiaron? — Algunas sabemos cómo lo hicieron porque terminaron de grabarse, pero de la gran mayoría, como pasa en esta cinta, sólo conservamos el principio. Esta cinta es ahora una curiosidad porque ya tenemos películas de dibujos que respetan las decisiones de las mujeres. ¿Entiendes? — No del todo...¿Por qué antes no las respetaban?— Porque no se las escuchaba, ellas querían salir en la película, pero querían pensar y tener aventuras.— ¡Claro!— Por eso, gracias a esto poco a poco se las escuchó y cambiaron muchísimo las películas de dibujos animados. — Pon otra vez la cinta mamá, gracias a Cenicienta ahora tengo películas, ¿verdad?—Sí, más o menos hija, así es.— ¡Qué buena el Hada Madrina! ¡Gracias! ¡Quiero verla otra vez para no olvidarme nunca de cómo era, de su cara y de sus extrañas ropas! —

Y en la pantalla apareció de nuevo aquel antiguo DVD de 2014 en el que Cenicienta y Hada Madrina se rebelaban y los técnicos alarmados cortaban inesperadamente la emisión.



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